domingo, 13 de mayo de 2012

La historia anti-cinematográfica.


El modelo cinematográfico básico de una historia hollywoodense o en nuestros tiempo lo más semejante a Disney se ausentó en una noche de Mayo.  El guión también estaba de la mano, todo apuntaba a que la cursilería se ausentaría y no había espacio para el amor convencional.
Yo pintaba el espacio de naturalidad  o al menos lo intentaba, pero la corriente romántica amenazaba con acabar el frió de la noche. Miradas cómplices de un “¿como estas?”, tartamudeo cómplice de un “¿como te ha ido?”. En esos momentos la naturalidad  emprendía un viaje sin rumbo, mientras en mi mente daba vueltas un “me fui a la mierda”.
La idea era mantener el frió que el clima nos compartía ya que si lo modificábamos iríamos en contra del destino de Dios, la meteorología, el ciclo y la felicidad.. era mejor no esforzarse en luchar contra tamaña divinidad.
Y así pasaron las horas, juntos y separados a la vez, soñando con limites y conscientes del dolor para que así no doliera. Y el guión no cambio, por eso Hollywood no lo aceptó. Dijo hola y adiós, durando lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rock, así me lo indicó Sabina en mis oídos.
Así se fue otra vez dejando tranquilidad e incertidumbre con una eventual segunda parte que no será rentable porque no variara en relación a su antecesora haciendo de esto una historia anti-cinematográfica.



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