lunes, 7 de mayo de 2012

El "casi perfecto" es mejor.



Si fuera un médico especialista lo entregaría como receta, si fuera ingeniero lo detallaría en mis planos, si fuera periodista lo escribiría en una crónica (que ironía). El tema es el siguiente: La ambición del hombre y de este hombre en particular por buscar una perfección. Ojo cuando menciono una perfección ya que no hablo de modelos convencionalistas, si no de la elaboración personal fuera de los bosquejos más básicos y comunes.
Existen variedades, existen distintas perspectivas y medios de llegar a un fin, existen tantas que incluso podría estar dentro de ellas la que siempre anhele, pero el encontrarla en su naturaleza y perfección es una ardua tarea. La vida es corta y rápida en procesos, te carcome cada día exigiendo cumplir metas concretas.. no tenemos mucho tiempo para buscar la perfección en plenitud.
En esas conversaciones internas que nadie escucha y hasta mis oídos se hacen sordos al ritmo de una melodía, logré encontrar solución a mis tristes decepciones e inalcanzables metas. Era todo más simple de lo que pensé, era borrar ese pensamiento idealista que empaña todo lo que se entrega y todo lo que resulta de los actos, ya que todo no es tan bueno como uno lo imagina. Ahora es cuando amo el “casi perfecto”, ni tan malo para ser rechazado, ni tan bueno para ser venerado. No es “en su justa medida”, si no que va más allá de las expectativas sumando en ello la posibilidad latente e irrenunciable del error.
El error no es ajeno a nosotros, es parte de nuestra esencia y factor importante de nuestros actos. Nada es tan cierto porque nada están perfecto, recuérdalo.



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