martes, 31 de julio de 2012

Dios, sálvanos de las religiones.


Con dos padres nuestros se resuelve el mundo y se pavimenta el camino al nuevo Edén. Con dos años de diezmo se culmina un templo para prepararnos a una nueva remodelación para así  justificar los ingresos mensuales. Que el café no es bíblico, que se descansa un domingo y que los homosexuales no son dignos a los ojos de Dios culminando con que “todo lo divino se basa en amor”… que contradicción.
Curas pedófilos, conglomerados con una cruz en el pecho con anhelos de multiplicar su ambición. Que yo tengo la razón, que mi Dios y mis reglas son las apropiadas para combatir “el pecado del mundo”, medidas que limitan y nos anuncian que “todo empeorará” y que solo debemos someternos a este irrefutable destino lleno de pestes, injusticias y maldad. Siempre es el fin de los tiempo y los tiempos,  según los signos, ya se extinguieron; todo fue peor alguna vez.
Adoras a un Dios figurado en un templo y en una cruz, inclinas el rostro frente a él y en su ausencia, actúas de tal forma de justificar tu próxima confesión ante el representante de Dios en una edificación de rocas.
“Verbo, no sustantivo”: Sustantivo manipulado para lucrar, para justificar el actuar de poderosos, verbo ignorado a diario ¿Hasta dónde llegaremos con esto?
Cuando intentes orar, pídele a vuestro Dios que limpie su imagen deteriorada por la intolerancia de los dogmas religiosos y que actué a favor de la libertad y el porvenir beneficioso de una sociedad. Yo inclino mis palabras para decir: “Dios, sálvanos de las religiones, se verbo por el resto de los días, amén”.